“Y allí tirada en el suelo decidió que jamás volvería a estar por debajo de un hombre. Era paradójico que lo hubiera decidido en aquella posición, pero muchas veces hay que tocar fondo para rebotar y remontar”
¿Me entendería la gente? ¿Comprenderían que con cuanta mayor fuerza caes más potente es el rebote? Como con el resto de historias, lo más importante no era que lo entendiera la gente, eso sólo era el medio para entenderme yo misma, aun así, nunca estaba segura de estar haciéndolo bien, supongo que es el proceso normal que hay que seguir para escribir una novela, especialmente cuando es autobiográfica.
Lo que nunca iba a entender la gente es cómo había llegado al suelo a consecuencia de mi lista de pros y contras si no se lo contaba, así que me tocaba bajar a lo más sórdido de mí misma y contar aquella primera vez de LOVA tomando el control.
“Después de intentar hacerme trampas una y otra vez, haciendo valer toda mi inteligencia, al final tuve que rendirme contra mí misma y admitir que habían ganados los PROS, tenía que ser consecuente y aceptar alguna de las peticiones de cita/negocio de las muchas que tenía en mi web de microrrelatos. Como ya tenía bajas las defensas de Mariángeles, decidí evitarme el rifirrafe y dejar que LOVA eligiera al afortunado, total ya sabía que sería Matías, aquel amor platónico del instituto que había resultado ser un adulto muy interesado en que LOVA le doblegara.
Medio autómata encendí el ordenador y envié un email a la dirección que Matías había dejado en unos de los microrrelatos más violentos:
De: LOVA
Para: Matías
Asunto: Desde ahora mando yo
Mañana es tu día de suerte, tenemos una cita y acabas de perder tu capacidad para decidir qué será de ti y de mí. Estás entrando en el reino de LOVA y mañana a las 20.00 se hará físico en el Hotel Torre.
Mis honorarios son de 300€ en efectivo por toda la noche.
LOVA…
¡Joder! Había sido demasiado fácil escribirlo, quizá porque no había pensado en la cantidad de cosas complicadas que se me habían puesto delante al hacerlo: ¿y yo qué me pongo? ¿cómo se supone que tengo que actuar? ¿cuándo y cómo le cobro? ¿será mucho o poco? ¿qué espera de mí? ¿hasta qué hora durará el encuentro? De nuevo Mariángeles era incapaz de gestionar las decisiones de LOVA, por eso me obligué a que ella tomara las riendas de nuevo, me preparé un baño caliente y me masturbé pensando en la cantidad de fantasías que cumpliría al día siguiente.