Con los ojos brillantes llenos de amor se acercó a ella, le dió un beso en los labios y le dijo al oído «Feliz aniversario preciosa«.
No podía creer que ya hubieran pasado dos años. Dos años de precioso noviazgo, dos años de sexo desenfrenado, dos años de puro amor, dos años de confidencias. Dos años desde que la vió en aquel tanatorio y se enamoró locamente de ella. Dos largos años y su relación seguía intacta, como el primer día. Casi igual que el cuerpo de ella, que después de varios procesos de embalsamamiento se conservaba asombrosamente bien.