Primavera en invierno

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Estoy viviendo un rejuvenecimiento sexual, y estoy encantada. Por razones que no vienen al caso y que no he terminado de analizar, mi cuerpo está floreciendo como si fuera primavera, a pesar de todo el frío que tenemos encima, ¿será por eso?

He pasado una época en la que necesitaba muchos momentos de estar sola, reconstruyéndome y analizándome, necesitaba toda mi atención, necesitaba momentos de calma e introspección, necesitaba paz para recobrar mi equilibrio interior y reconciliarme conmigo misma. Aunque soy consciente de que dentro de mi yo profundo está también mi sexualidad, era un tema que tenía un poco apartado; cuando todo lo demás no funciona es complicado disfrutar del placer que ofrece tu cuerpo y es especialmente difícil compartirlo con otros. Pero tras este proceso que tanto me ha hecho crecer, ha llegado el momento de pasar de la implosión a la explosión. Con todo en su lugar, es hora de mostrarle al mundo mi resurgir.

La nueva etapa está cargada de conexión con mi mujer salvaje, con mi Afrodita interior, con mi LOVA que me grita que utilice mi piel y mi sexo para finalizar el proceso de reconstrucción. Tengo ganas de conocer gente nueva, de destruir muros de seguridad, de reencontrarme con las sensaciones que ofrece un cuerpo conectado, de probar nuevos placeres y sobre todo de correrme más y mejor.

En esta primavera interior que estoy estrenando me masturbo mucho más, de manera más intensa y satisfactoria (antes me masturbaba poco y a veces por auto-obligación moral), noto que mis propias caricias han multiplicado mi placer, todo me da mucho más morbo, el mundo en general me invita a que mis manos terminen en mi maravilloso clítoris, y yo, le hago caso.

Y en medio de este estallido de placer y disfrute, he tenido el mejor orgasmo de mi vida, seguramente fruto de todo lo descrito hasta ahora. Un orgasmo muy intenso, muy largo, en el que perdí la noción del tiempo y de la realidad, en el que grité, gemí y me reí (a veces todo a la vez), un orgasmo en el que mi cuerpo convulsionó y se retorció de tal manera que me dejó unas maravillosas agujetas un par de días. Un orgasmo que tuve acompañada, no le quito mérito a mi amante, pero que fue para mí el confeti de la línea de meta que mi coño me regalaba por el maratón de cuidados propios en el que llevaba meses centrándome.

Para no ser injusta, tengo la obligación moral de agradecer el necesario empujón final que Juanma ha puesto en este proceso. Me ha estimulado la mente como nadie lo ha hecho jamás, ha entendido que ya estaba bien de mirar hacia dentro (a veces es complicado dejar de hacerlo sola) y me ha animado de manera más o menos sutil a que mi coño viera mundo. Ha ido plantando discretas semillas dentro de mí, regándolas a diario y disfrutando ahora conmigo de ver todos los frutos dulces y maduros que están creciendo.  Mi coño, mi piel, mis orgasmos y yo sólo podemos decirte GRACIAS.

No sé cuál es el siguiente paso en este proceso, pero estoy convencida de que será intenso e interesante, y que será con Juanma y con vosotros.

Azalí Macías

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