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  • Sexo con la copa menstrual

    Sexo con la copa menstrual

    Después de un pequeño parón, hoy os vengo a contar otro descubrimiento, follar con la copa menstrual, y ha sido bastante interesante. Hace un tiempo, mi buena amiga Sonia Encinas me habló de su experiencia combinando sexo y la copa menstrual y llevaba meses deseando probarlo en mis propias carnes, me parecía algo a tener en cuenta, y por mí lo hubiera hecho incluso sin estar con la regla, pero al final, con la pasión del momento, es una de esas cosas que se te pasan. Pero ayer se dieron las circunstancias adecuadas.

    Un amigo y amante, con el que me llevo acostando años, vino a casa a hacerme una visita para ponernos al día de lo personal y lo sexual y yo estaba en plena menstruación, por lo que vi la oportunidad perfecta para proponerle hacerlo con la copa. Al ser él una persona abierta y la confianza que dan tantos años de compartir placeres aceptó sin pegas, aunque depositando en mí la responsabilidad de llevar la batuta y guiarle en algo que era nuevo para los dos.

    Desde mi punto de vista, el encuentro salió bastante bien. En las primeras penetraciones hay que tener cuidado, estar atentos a las sensaciones e ir experimentando cómo gestionar la situación, pero la verdad, es que es todo bastante fácil. Para empezar, como ya dije en este artículo la vagina es adaptable y si os lo estáis volviendo a preguntar: SÍ COGE TODO, con cuidado y comunicación todo fluye.

    Si os estáis planteando probarlo es importante advertiros de que recordéis vaciar vuestra copa antes de la penetración, ya que, si la copa está llena, con los movimientos que el pene la obliga a hacer es posible que la sangre que contiene se acabe saliendo, lo que tampoco es un drama, pero hay que tenerlo en cuenta. Si te follan con ella vacía el riesgo de manchar es ínfimo, ya que la copa sigue quedando alojada en la entrada del útero cumpliendo su función de recoger el flujo menstrual, pero respetando y manteniendo tu lubricación natural externa, lo que es una gran ventaja.

    Y dejando los tecnicismos y las recomendaciones a un lado, mi experiencia fue muy muy positiva. Me gustó la penetración más que en otras ocasiones, no sé si es por la sensibilidad extra que te da la regla, porque me sentía mucho más llena, porque la copa presionaba la sensible entrada al útero o porque mi amante me penetró con más cuidado y lentitud que nunca, pero realmente lo disfruté muchísimo.

    Por supuesto, tuvimos una conversación sincera y natural después del polvo ¡adoro estos momentos! Me encanta tener la confianza de charlar sobre cómo lo hemos hecho, qué hemos sentido, qué nos gustaría mejorar o probar, cómo hemos ido evolucionando a lo largo de los años…; hemos conseguido crear un ambiente en el que podemos expresarnos libremente, sabiendo que las críticas (si las hay) siempre son constructivas y creando también, esa complicidad. Gracias a todo esto, sé que él también disfrutó de la nueva experiencia, aunque estaba menos desinhibido que de costumbre porque tenía la sensación de que se podía hacer daño en la polla en algún movimiento demasiado fuerte o descontrolado, pero acabamos teniendo un orgasmo simultáneo, cosa que nos da igual, pero nos hizo reírnos un rato, y fue la confirmación final de que la copa menstrual no deja de darme argumentos positivos para usarla, una de las mejores decisiones de mi vida.

    Azalí Macías

    Imagen: melisailustraciones.tumblr.com

  • La regla es que se folla

    La regla es que se folla

    Este artículo pretende ser una oda a la combinación entre sexo y menstruación. Y es que, como diría Sabina, nos sobran los motivos para defender estas situaciones. Aumenta la lubricación, todo está más hinchado y sensible (por la acumulación de sangre y de hormonas) haciendo que las sensaciones sean exponencialmente mejores, y en muchos casos, la libido femenina está por las nubes ¿qué más se puede pedir?.

    Además de todos estos argumentos físicos, existen no menos razones psicológicas y emocionales. Como ya dije, la menstruación es en realidad, un momento de equilibrio y conexión con una misma. Bien gestionado, la regla es el momento en el que más mujer te sientes y eso implica mucha paz contigo misma y con tu contexto. Dicho esto, el sexo es una de las mejores formas de comunicarte y crear vínculos con otras personas, ¿qué mejor momento para hacerlo que cuando te encuentras con los chacras alineados y la energía en su mejor punto?

    Además de los motivos positivos para el sexo (sola o acompañada) durante la fase menstrual me gustaría desmontar los negativos. Para empezar: no señores, no da asco. Entiendo que podáis pensar que es una elección personal, pero creo que no sois conscientes de lo imbuidos que estáis por la cultura en este sentido. Hay autoras que defienden que si menstruáramos agua en vez de sangre también se desarrollarían hacia nosotras sentimientos de asco y rechazo, porque en realidad, tiene más que ver en las connotaciones con la impureza que con el propio hecho en sí.

    Gracias a las diosas, he encontrado a hombres que han superado todos estos prejuicios y estereotipos y con los que he follado mientras menstruaba de una manera muy placentera y natural. Como en todo, también en esto hay grados. Estando con la regla he encontrado: chicos que sólo estaban dispuestos a la penetración y con condón, chicos que también se quedaban en la penetración, pero no les importaba si había condón o no, chicos que me han manoseado con la copa puesta de forma exterior y, tengo un recuerdo especial, de un amante obsesionado con comerme el coño en cualquier circunstancia, que llegó a quitarme un tampax tirando del hilillo con los dientes para poder seguir proporcionándome sexo oral en toda su plenitud. Al final no es más que sangre, por muchos elementos que le queramos añadir, y en el sexo de verdad, los fluidos son sólo una parte más de la diversión.

    Sí ya sé que se puede manchar, que es un rollo etc etc pero esos son excusas vacías ante el verdadero deseo. Todo lo que implica se puede resolver después, como tras cualquier otro encuentro, nada que una ducha y una lavadora no puedan solucionar, tampoco es para tanto el desastre.

    Para ser justa, soy consciente de que en muchos casos la regla supone un impedimento para el sexo por culpa de la parte menstruante, somos nosotras las que esgrimimos asco, culpa, vergüenza e incomodidad para que durante esos días del mes no seamos seres sexuales. Por lo tanto, chicos y chicas, olvidaos de todas esas ideas absurdas en las que nos hemos socializado, disfrutemos del sexo en todas sus variedades y no nos saltemos una que, además, es muy divertida y proporciona mucho placer.

    Azalí Macías

  • Mi nueva amiga

    Mi nueva amiga

    Me estoy reconciliando con mi regla, así de simple y de bonito. Y es que, las mujeres, estamos expuestas desde la infancia a modelos de menstruación negativos. Todo lo que sabemos acerca de nuestra menstruación es que duele, es molesta, da asco, hay que mantenerla en secreto y todo tipo de mensajes negativos que hacen, que una compañera vital como esta se convierta en un supuesto castigo.

    Analizando esta situación, yo he tomado la difícil decisión de invertir esta relación, como ya hiciera con mi coño. A nivel social, nuestros propios chochos también son objeto de todo tipo de connotaciones negativas e impuras, y cuando descubres que son en realidad una parte esencial de tu cuerpo y aprendes a relacionarte con ella todo cambia y te proporciona una gran cantidad de momentos de bienestar y placer. Terminado este proceso, el siguiente paso lógico era invertir mis ideas también con mi menstruación, que no son si no un reflejo de lo anterior, y la mayor negación de la feminidad.

    Investigando un poco, descubrí, que existen casos documentados de niñas a las que se les ha proporcionado una educación positiva con respecto a su regla, hablándolas de ella como un signo de salud y un proceso necesario y equilibrante del cuerpo, naturalizándolo y creando ideas más sanas sobre el tema. El resultado es que ninguna de estas chicas desarrolló ningún tipo de dolor menstrual ni debilitamiento físico y mental durante sus reglas. Ante tal descubrimiento pensé que no era tarde para convertirme en una de ellas.

    A partir de entonces, he entrado en una nueva fase de relación conmigo misma. He repensado la regla como algo deseable, de hecho, he tenido épocas de no tener la regla durante 5 y 6 meses por problemas hormonales y os puedo asegurar que no es agradable. Tu cuerpo necesita renovarse y cumplir con los procesos y ciclos que nos conforman, y cuando esto no sucede es cuando realmente no te encuentras bien. Por lo que cada sangrado mensual es para mí toda una alegría.

    He aprendido a estar más conectada conmigo misma, y es durante los días menstruales cuando más lo consigo. He descubierto que esta parte del ciclo, lejos de ser un mal trago que hay que pasar, es en realidad una oportunidad enorme para disfrutar de ti misma. Cuando la sangre sale de mi coño para renovarme me siento más guapa, más equilibrada, en armonía conmigo y los demás y con ganas de comerme el mundo, porque soy una mujer sangrante y poderosa.

    Es complicado, pero si realmente te paras a pensar en tu regla y en cómo te hace sentir desprendiéndote de todo lo que la socialización te ha dicho que deberías sentir, descubres la cantidad de mentiras que nos atormentan sin motivos. Cuando he conseguido tener una relación totalmente sincera con mi yo menstruante me he olvidado de los dolores físicos (han pasado a ser una pequeña sensación de hinchazón que desaparece al segundo día) y mi estado de ánimo no es enfadada, ni triste, ni iracunda, al revés, me encuentro feliz, contenta y radiante.

    Queda mucho por autodescubrirnos, tenemos un duro trabajo de derribo tumbando todos los muros y cristales deformados que nos han puesto delante a la hora de mirarnos. Seamos más sinceros y más felices con nosotros y, por supuesto, con nuestras maravillosas reglas, que son el sumun de la feminidad y la salud, yo no pienso volver a la visión errónea nunca más.

    Azalí Macías