Etiqueta: cuidado

  • Culo random

    Culo random

    Hay días de culo y días de no-culo, esa es mi conclusión sobre el sexo anal. Sé que es raro empezar un artículo por el final, pero me parecía importante dejarlo claro desde el principio, además, es un mantra que comparto con much@s a quien he preguntado sobre el tema. Si bien es cierto que es un tema tremendamente personal.

    En el tema anal, para mí no hay trucos, ni métodos infalibles, ni “soluciones” mágicas. Es cierto que existen condicionantes, pero, hasta la mejor combinación de todos ellos no sirve de nada cuando estás en un día/momento/situación de no culo. También sucede al contrario, el día que tu puerta trasera está receptiva no hace falta nada más. Así de contradictorio y divertido es el tema.

    Desde mi experiencia, las cosas que ayudan a tener una penetración anal satisfactoria y placentera son:

    • Un buen lubricante o dilatador anal. Siempre es un plus de seguridad y comodidad. Sin ánimo de lucro, recomiendo Lubrifist. Es horrible que te la metan por el culo sin que esté dilatado y lubricado, por lo que tener a mano un producto que cumpla dichas funciones ayuda y mucho. A pesar de este consejo, mis mejores relaciones anales han sido al natural, utilizando la lubricación de mi coño y mi propia dilatación, lo que me lleva al siguiente punto.

    • Paciencia. El culo no posee la misma capacidad de dilatación y lubricación que la vagina (que está anatómicamente concebida para ello). Con el ano siempre hay que ir despacio y con cuidado, “trabajando” su preparación sin prisas, ya que, además, cuando se nota la urgencia, inconscientemente se cierra y no hay “experto” que lo abra. En este punto también tengo mis contradicciones, puesto que, se me han dado situaciones en las que me lo han penetrado sin ningún tipo de preliminar previo.

    • Confianza. Para mí es uno de los más determinantes. El culo es una zona delicada y problemática a nivel mental, sobre todo por todos los estereotipos y miedos que lo rodean. Tener confianza sexual con quien va a introducirse por dicho agujero es, desde mi punto de vista, una de las condiciones más definitivas, aunque tampoco es infalible ni autosuficiente.

    • Comodidad. Muy unido a lo anterior. Los culos suelen abrirse más fácilmente en las situaciones de comodidad emocional y física. Cuando las circunstancias implican tensión en los aspectos que rodean al encuentro, se suele reflejar en los esfínteres, especialmente en los anales. Pero, me tengo que volver a contradecir, porque se me viene a la cabeza una gran follada de culo que me hicieron en un coche, en mitad de un polígono sin ningún tipo de comodidad física ni mental.

    • Tamaño. Pienso que es un tema más mental que físico, cuando ves que un pollón descomunal se acerca a tu parte trasera, tu instinto de supervivencia hace que las puertas de seguridad se cierren por el miedo a las consecuencias. Creo que una vez metidos en faena (excepto casos extremos) no es tan determinante, pero en muchas ocasiones es algo tan inconsciente que no lo puedes controlar. Efectivamente, tampoco esto es 100% verdad, he tenido alojadas en mi recto pollas bastante reseñables en cuanto a tamaño, y he sido incapaz de meterme el capullo de otras coquetas por pequeñas.

    • Nivel de excitación. Sentirte una puta y estar totalmente desinhibida por lo cachonda que estoy, siempre ha sido mi punto clave para que me penetren el culo. La excitación ayuda mental y físicamente a la relajación de todas y cada una de las partes de tu cuerpo e implica una mayor lubricación en general, además, de que te impide que los miedos y las paranoias inconscientes te aprieten la puerta trasera.

    En resumidas cuentas, es importante tratar al culo con cuidado y tomar las pautas que merece, porque lo contrario sí que es motivo seguro de fracaso, pero en más ocasiones de las que me gustaría es simplemente una cuestión del momento. Hay días de culo y días de no culo, y, sobre todo, está muy unido a nuestra parte intuitiva y automática, y es importante respetarlo.

    Azalí Macías

    Imagen: www.salud180.com

  • Teruel existe y mis huevos también

    Teruel existe y mis huevos también

    Amigas guarreras, hoy os traigo este artículo «sólo» para vosotras y es que creo que necesitáis un pequeño empujón (de forma figurada, que la literal es fea y abusiva) para acercaros un poquito más al mundo de los testículos.

    He bautizado este texto como «Teruel existe y mis huevos también» porque me resulta alucinante la de veces que mis huevos pasan totalmente desapercibidos en las relaciones sexuales. Los huevos, aunque no lo creáis, son una parte importante en el terreno sexual y su estimulación proporciona un plus al asunto. Sé de buena tinta que muchas no os acercáis a ellos por miedo y respeto. Son una parte sensible del cuerpo y sé que tenéis miedo a no saber tratarlos y hacernos daño.

    Para que perdáis este miedo os voy a decir dos cosas:

    – La primera: Los hombres somos unos exagerados y aunque es cierto que los huevos son muy sensibles y duelen mucho cuando se dañan, no es para tanto. Sé que esto que digo es impopular, pero es así. Nos hacemos un poquito las víctimas para que veáis que nosotros también sufrimos, pero no es para tanto ni el dolor, ni el cuidado que hay que tener con los testículos.

    – La segunda: los cojones son sensibles, dan placer si se los estimula correctamente y se hinchan y deshinchan según el momento. ¿A que os recuerdan?

    Efectivamente, al clítoris. Amigas mías, nadie en esta vida toca mejor un clítoris que vosotras (por mucho que me joda admitirlo) asique sabéis de sobra cómo afrontar el trato que hay que darle a algo con estas características.

    Quitaos los prejuicios raros de la cabeza y los escrúpulos (todo limpio y bien cuidado se puede comer con gusto) y animaos a darle más caña a los huevos.

    Acercaos a ellos, tocadlos, chupadlos, estimuladlos, metedlos en vuestra boca o haced lo que os apetece u os pidan y dejad atrás el miedo a hacer daño o el pensamiento de que no nos mola que hurguéis por ahí. A casi todos los tíos nos encanta (siempre habrá alguno al que no y seguramente os lo haga saber) y aunque no lo pidamos, o no le demos importancia por desconocimiento, si les dais un buen trato nos vais a hacer gozar.

    Recordad lo que os he dicho, tratáis un clítoris a las mil maravillas y es algo muy sensible y complejo, ¿Cómo no vais a saber tratar unos huevos?.

    Dejad el respetito y el miedo a un lado y ¡a por ellos!.

    Y por cierto, ya que estoy, después de pasaros por los huevos visitad Teruel, que también existe y es una tierra muy bonica.

    Juanma Vázquez

    -imagen: depositphotos