Etiqueta: conexión

  • Plenitud

    Plenitud

    La respiración profunda, pausada, recorre mi cuerpo sin invadirlo, no puede…yo ya estoy llena, o vacía, lo mismo es…

    El sol en mis ojos ilumina el paisaje haciendo Madrid más bonito que la noche que despedimos.

    Él a mi lado, mirando al frente mudo de palabras, sonríe y yo siento mi ser estremecer. Ya hemos aprendido otro lenguaje, o recuperado de la memoria perdida. Cuando la mente se apaga y los cuerpos hablan puedo sentir lo más profundo: la piel. Pero ahora no necesito hablarle ni tocarle, él está en mí, a partir de ahora forma parte de mis vivencias, habita en los recuerdos de la memoria de la piel, y esta sensación tan certera me acompañará en próximos viajes.

    Estoy presente, estoy en el ahora… NO, YO SOY EL AHORA Y LO SOY TODO. Tomo consciencia del ritmo del universo, conecto con mi emoción y lo siento en mí. Yo, tan pequeña, soy el instante tras instante. No percibo la realidad, no es filtrada por mi mente, soy mis sentidos y toda información de fuera y yo somos una. Solo vivo, solo estoy, solo soy…

    Soy ser, soy paz, soy vida, soy amor…. Soy sexo, cansancio y orgasmos…y de vuelta soy yo en esa mirada en la que me perdería de nuevo una y otra vez.

    …Siento la electricidad recorriendo mi cuerpo en forma de escalofrío, me descubro a mí misma humedeciendo mis labios y emocionándome…esto es lo que me ocurre cada vez que recuerdo el día que descubrí el estado de plenitud tras un orgasmo…

    Anita

  • Bésame mucho

    Bésame mucho

    Sé que para mucha gente los besos no son más que un preámbulo, una puerta de entrada para lo que supuestamente importa de verdad en el sexo, pero no estoy para nada de acuerdo con este argumento. Para mí, besar y ser besada es una de las prácticas que mayor placer y conexión me aportan en la sexualidad.

    Pensando un poco para escribir este artículo he recordado algunos momentos relacionados con los besos y me he dado cuenta de que, en muchas ocasiones, esos recuerdos son más potentes que los de la penetración. Hay besos que se quedan grabados en mis recuerdos y que al rescatarlos hacen que me moje como la primera vez. Podría revivir los tipos de besos que me han dado cada una de las personas con las que me he acostado, sin embargo, no podría decir lo mismo de sus pollas.

    El maravilloso arte de besar es un recurso indispensable en el plano sexual, un buen beso me excita más que muchos tocamientos, de hecho, cuando alguien me besa bien y surge esa conexión tan brutal que se da al besar tengo sensaciones muy cercanas al orgasmo.

    Algunos hombres me han besado dulcemente, otros transmitiéndome urgencia, algunos me han enamorado sólo con acercarme su boca y otros han desatado una pasión que parecía inexistente. Se me viene a la cabeza el caso de un chico con el que había quedado un par de veces sin que hubiera saltado esa chispa que te hace tener ganas de hacerle una mamada, pero para mi sorpresa, cuando me iba a bajar de su coche en la puerta de mi casa dispuesta a decirle que no me apetecía que nos siguiéramos viendo me besó como nadie me había besado. Con ese beso surgió una magia y una excitación tan fuerte que al final me subí a casa con las bragas chorreando hasta las rodillas y el corazón palpitando de deseo. Estuve aburriéndome con sus conversaciones durante varios meses, sólo porque me compensaba su forma de besarme en la boca y en el coño.

    Por su puesto también me ha sucedido el caso contrario, he conocido a chicos maravillosos de los que me gustaba su físico, su conversación, su forma de ver el mundo… pero que he tenido que dejar de ver en cuanto me han besado. Quizá penséis que soy una exagerada, pero cuando la cosa no fluye a ese nivel para mí termina la magia.

    Para terminar, sólo me cabe decir que beséis y os dejéis besar, que os regaléis sesiones de besos en cualquier parte del cuerpo y en cualquier momento, que le deis la importancia que de verdad tiene esta práctica tan sexy y tierna, y que seáis consciente de todo lo que los besos pueden transmitir y crear.

    Azalí Macías

  • Dame coño y dime tonto

    Dame coño y dime tonto

    Amig@s guarreas, hoy solo quiero deciros una cosa. ME ENCANTA COMER COÑOS.

    Ya está así de claro y de conciso. Me flipa, lo adoro, me encanta, me maravilla, me encandila…y sobre todo, me hace feliz.

    Podría estar horas comiéndome un coño sintiendo un placer igual o superior al que siento cuando soy yo el que recibo el gustazo y quiero que vosotr@s busquéis ese mismo punto, porque si lo encontráis vais a gozar.

    Evidentemente es un placer más mental que físico, pero para mí, a ratos, supera con diferencia al que puedo sentir cuando lo recibo en mis carnes. Soy así de raro, de loco o de genial, pero soy feliz y me encanta.

    Con esta pequeña oda al coño y a lo que me gusta comérmelos, solo quiero animaros a que lo hagáis y disfrutéis, como disfrutáis cuando os comen a vosotros lo vuestro (hablo a comedores de vaginas de cualquier sexo). Abrid la mente, la boca y pegaros a ese sagrado manantial porque cuando le pilléis el gusto os va a parecer el paraíso y no vais a querer separaros de ahí jamás.

    Disfrutad cada buchito de flujo con el que se os premie, cada espasmo que haga que las piernas de la receptora os atrapen, cada grito, cada orgasmo, cada agarrón de pelo….Disfrutadlo todo o al menos intentadlo, porque de verdad os digo que cuando lo consigáis vais a flipar con el gustazo que se siente sabiendo que estás dando un placer tan maravilloso.

    En serio amig@s, cuando me como un coño entro en un estado extraño de evasión en el que el tiempo no corre de forma normal. Se me abre un bucle espacio temporal en el que yo me sumerjo a bucear en una maravillosa vagina y abandono todo lo demás. Mi cuerpo y mi mente solo están a una cosa, a comer coño y esa sensación es la que me hace sentirme tan afortunado y recibir un placer mental cojonudo.

    Con esto no quiero decir que tengáis que ir a lo loco a comeros un coño sin tener ni idea, os cito a lo de siempre, preguntad, consultad y disfrutad. Pero una vez tengáis ya asimilado lo que quieren que hagáis, no lo hagáis de forma robótica y aburrida, ponerle cariño, pasión y guarrería y dejad todo lo demás a un lado.

    La mayoría de las veces en las que como un coño, no sé ni si estoy empalmado, desnudo, vestido, manchado o cualquier mierda. Solo sé que ese coño en ese momento es para mí y que debo disfrutarlo lo mejor que pueda. Me sumerjo, lo saboreo, lo toco, lo huelo….lo disfruto en general. Habrá quién se escandalice leyendo todo esto, pero en serio, noto una conexión muy especial con los coños y cuando me los estoy comiendo, desearía poder meterme dentro de ellos si fuera posible, y no me refiero a meter la polla, si no a introducirme yo, mi ser, porque noto una unión tan salvaje y visceral como amorosa y bonita.

    De verdad amig@s, poneros a comer coños con cariño y pasión e intentar buscar vuestra conexión espiritual con ellos, porque cuando la encontréis entenderéis toda esta chapa mística que os he soltado.

    Salud y a comer coños, que es lo mejor que hay.

    Juanma Vázquez

    Imagen: Hable con ella