Día: 4 de diciembre de 2017

  • Caricatupolla

    Caricatupolla

    A mitad de la semana pasada se nos ocurrió pediros que dibujaseis libremente pollas. Daba igual el tipo de dibujo, podía ser esquemático, realista o ingenioso. Nos han llegado en 3/4 días más de 50 pollas. Muchas gracias a todos. Esperamos que os divirtáis viéndolas como lo hemos hecho nosotros recibiéndolas.

  • Microrrelatos III

    Microrrelatos III

    Miraba la copa de vino mientras él le contaba un montón de cosas aburridas sobre su trabajo.
    Cuando cambió de tema para hablarle de sus hermanos ella seguía mirándola, incluso cuando empezó a escuchar indirectas sexuales el centro de atención era aquella copa. Era cierto que su acompañante no era especialmente ducho en el arte conversatorio, pero no conocía a nadie que fuera capaz de llenar aquella copa de una sola corrida.


    Serán solo 100 palabras, pero es lo único en lo que ahora mismo es capaz de pensar.

    Esos “ponte aqu픓sigue, sigue”“eres una diosa”, etc. Son solo una centena de palabras, pero son las utilizadas en el mejor encuentro sexual que ha tenido nunca.

    Le siguen dando vueltas en la cabeza, incluso se atreve a realizar cálculos matemáticos con ellas: 100 palabras dividido entre las 3 personas de aquella noche… 33 palabras por persona, más el “amén” final del cura conforman la redonda cifra.


    Le encantaba aquella lista de Spotify, llevaba meses diseñándola con sumo cuidado, eligiendo las canciones a conciencia, pero por fin estaba terminada. Había conseguido crear un grupo de canciones en las que la cadencia de cada una la llevaban a un recuerdo distinto. Aquellas embestidas con fuerza de Miguel, las dulces lamidas de Jesús, la respiración entrecortada de Jorge… no podía creer que hubiera encontrado el ritmo justo de cada uno de ellos.


    Llevaba tanto tiempo masturbándose sola que casi le molestaba que alguien la mirara mientras lo hacía, sobre todo con esa mirada tan lasciva, sobre todo con un cristal de por medio, sobre todo que lo hiciera mientras penetraba de aquella manera a su mujer. Menos mal que sus vecinos solo follaban los sábados.


    Tanto se demoró eligiendo encaje para celebrar su quinto aniversario con su marido que acabó follándose a la dependienta.


    Ese día el sabor de su flujo era diferente, estaba acostumbrada al sabor metálico en sus dedos después de cada uno de sus orgasmos, pero aquel día había una pequeña nota afrutada al final del paladar. Definitivamente aquel curso de cata de vinos le estaba cambiando la vida, estaba refinando sus papilas gustativas a golpe de mamadas al profesor después de las clases.


    Mientras él se le subía encima con intención de penetrarla, ella solo podía pensar en la frase que más veces le había dicho en su vida: «no me acostaría contigo ni aunque fueras el último hombre sobre la faz de la tierra». Maldito ataque alienígena… Una vez más se veía obligada a traicionarse a sí misma. (Juanma Vázquez)

    Azalí Macías

  • Todos somos cíclicos

    Todos somos cíclicos

    TODOS SOMOS CÍCLICOS, así, con mayúsculas. Todos tenemos fases hormonales, más o menos marcadas, que hacen que nos sintamos más cansados, más eufóricos, más sociales o con más ganas de matar gente. Y estoy utilizando el masculino inclusivo a posta, a pesar de no tener evidencias físicas exteriores, también los hombres son tan “inestables” como las mujeres en este sentido. Aunque los ciclos masculinos son algo más largos (no demasiado), son igual de marcados y con similares consecuencias (excepto el sangrado menstrual).

    Pero, ¿cuántos de nosotros somos capaces de reconocer estas fases? ¿sabes cuánto dura tu ciclo? ¿sabes qué sucede en tu cuerpo y tu ánimo en cada una de las fases? Para la mayoría de la gente la respuesta a estas preguntas es NO, y como yo era una de ellas, decidí solucionarlo (gracias personilla por tan maravilloso regalo).

    Llevo un mes rellenando un maravilloso ciclograma diseñado por Lola Vendetta en el que a diario he apuntado:

    • La fecha
    • El porcentaje de luna visible
    • Mi estado de ánimo con un emoticono
    • Cómo era mi menstruación o mi flujo
    • Cómo me sentía ese día

    Antes si quiera de analizar los resultados ya tengo conclusiones que sacar.

    La primera es que tener que completarlo a diario me ha dado la oportunidad de pararme a reflexionar sobre mí misma al menos un par de minutos al día. Parece algo nimio, pero ha resultado ser determinante. Antes de embarcarme en este apasionante viaje, ni si quiera sacaba esos dos minutos diarios para dedicármelos a mí, a reflexionar sobre cómo me sentía ese día, y, sobre todo, sin buscarle un porqué. En el ciclograma no apuntas: estoy enfadada con mi jefe por haberme cargado de trabajo, apuntas: estoy cabreada e impotente.

    La siguiente conclusión es consecuencia directa de la anterior, he dejado de buscar excusas para cómo me sentía. Simplemente hay días en los que no me apetece aguantar a nadie, otros en los que la gente me parece un regalo divino y otros en los que me molesta hasta respirar. No digo que lo que acontezca cada día no tenga influencia en tus estados anímicos, pero es cierto, que en algunas ocasiones, son un a priori que condiciona en menor o mayor grado cómo te enfrentas a lo que suceda. Ante un mismo hecho, reacciono de forma muy diferente a consecuencia de mi estado cíclico.

    De todo lo anterior, no me queda otra que aceptar que conocer estos ciclos me ayuda, y mucho, a ser consciente de mis propios cambios. Jamás había observado con tanta atención mi flujo, por lo que no me había dado cuenta de los cambios de textura, color y fluidez que experimenta. Tampoco era consciente de lo que mi cuerpo me estaba solicitando: estar sola, llorar con una amiga, caminar, hibernar un par de días… siempre he seguido con mi vida y mis “obligaciones” pero nunca priorizando lo que yo misma me reclamaba.

    Por todas estas buenísimas razones, os animo a que TODOS y TODAS, empecéis el vuestro propio. Porque es un ejercicio de conocimiento personal BRUTAL y, porque si alguien se anima a compartirlo, puede ser muy interesante ver en lo que coincidimos y divergimos cada uno. Dicho esto, aquí van las conclusiones de lo que he escrito este último mes:

    Se distinguen más claramente de lo que yo esperaba 4 fases muy diferenciadas:

    • Semana menstruando: me siento equilibrada y conectada conmigo misma. Esto quizá tiene que ver con el hecho de que me hayo en pleno proceso de reconciliación con mi regla, que os contaré en otro artículo.
    • Siguiente semana: es un momento de altibajos, a ratos estoy sensible y muy cansada, aunque tengo momentos de euforia. Son unos días en los que no me encuentro a mí misma.
    • Tercera semana: se alarga un poco más de los 7 días, incluso cuando ovulo me siento feliz y tranquila. Me apetece estar con gente y disfrutar de ellos.
    • Última semana: estoy triste, me siento mal y no me apetece estar con gente. Evidentemente relacionado con el síndrome premenstrual, no me encuentro bien ni física ni emocionalmente, por lo que no me apetece ver a nadie, si no estar sola y tranquila.

    Existe un paso más en esta reflexión: hacerla la comparación de varios meses. Analizar si en otros ciclos coinciden estados de ánimo, físicos y del flujo en los días. Medir lo que se prolongan en el tiempo y si siempre es igual. Comprobar si el momento lunar implica siempre los mismos estados. Y en general, tener una perspectiva temporal de varios ciclos para conocerlos realmente, descartando puntualidades y excepcionalidades.

    Me gustaría acabar como empecé: SOMOS CÍCLICOS y es importante y precioso conocernos de esta manera.

    Azalí Macías

  • La sonrisa vertical

    La sonrisa vertical

    En este artículo se pretende hacer un breve recorrido por algunas de las obras galardonadas con el premio de La Sonrisa Vertical. Se apunta un pequeño comentario de cada libro para que quien esté buscando iniciarse en el maravilloso mundo de la literatura erótica tenga una pequeña guía de lo que queda por descubrir.

    LIGEROS LIBERTINAJES SABÁTICOS (Mercedes Abad): recopilación de pequeños relatos eróticos. La sensualidad flota a lo largo de todo el libro, no dejando que la tensión decaiga del todo, pero combinando las descripciones sexuales con las situaciones previas a los encuentros, lo que nos hace meternos mucho más en la piel de los personajes.

    SIETE CONTRA GEORGIA (Eduardo Mendicutti): el libro nos muestra las conversaciones de varias personas a través del magnetófono de una de ellas. Con un humor desternillante, reivindican la libertad de darse los placeres que a cada uno le apetezcan. Llena de chascarrillos, anécdotas sexuales y reflexiones con más profundidad de la que parece, la historia nos lleva por aventuras de homosexuales, transexuales y travestis de una manera francamente divertida.

    PÚRPURA PROFUNDO (Mayra Montero): con la excusa de que Agustín Cabán se ve invitado a escribir sus memorias descubrimos toda una vida de maravillosos encuentros sexuales con ambos sexos. Mientras, Sebastián (la persona que le anima a escribir) devora las páginas que le va entregando el protagonista y descubriendo como la música y el sexo se encuentra irremediablemente imbricados.

    LAS AMISTADES PELIGROSAS (Pierre Choderlos de Laclos): escrito en el siglo XVIII, se trata de una recopilación de cartas que cruzan diferentes personajes en las que podemos ir asistiendo a sus juegos de seducción. El erotismo es simplemente epistolar y adaptado a la época en la que se escribió la obra.

    EL IMPUDOR DE LA MIRADA (Octavio Lothar): el libro se basa en 12 cartas encontradas por el autor en un bazar de Alepo. En las cartas, Denise le cuenta a su amado Pierre las vivencias y experiencias que está teniendo en un harén oriental donde es contratada para supervisar la economía de la libido. El ambiente parece masticarse en cada fragmento del libro, un gran grupo de mujeres encerradas que luchan por el amor y la atención de Su Majestad, a la vez que surgen relaciones internas con grandes dosis de encuentros lésbicos tanto sexuales como violentos.

    EL AÑO DEL CALIPSO (Abilio Estévez): ambientado en el cálildo y húmedo ambiente cubano, el autor nos cuenta la historia de un joven de 15 años que empieza a descubrir su sexualidad. El punto álgido de este descubrimiento es el jardinero de la finca de al lado que parece jugar con él a que el chaval se recree con sus movimientos. Este juego voyeur se acaba concretando en encuentros carnales llenos de pasión y ese ritmo cubano que tanto ayuda a la sexualidad.

    FANNY HILL (John Cleland): Fanny se ve arrastrada a ejercer la prostitución tras perderlo todo en la vida a una temprana edad. En sus comienzos encuentra el amparo de la señora Brown que la instruirá en las refinadas artes de proporcionar placer a los hombres, pero no es lo único que aprenderá en el prostíbulo; su compañera Phoebe la mostrará que el sexo lésbico también tiene sus placeres. Así Fanny, irá aprendido y mejorando su estatus gracias a su nivel sexual hasta encontrar el amor romántico con un joven acaudalado llamado Charles.

    LLÁMALO DESEO (José Luís Rodríguez del Corral): Héctor aprovecha sus momentos de buceo en la piscina para observar todos esos cuerpos sumergidos que tanto le atraen y que su timidez le impide disfrutar de ninguna otra manera. Entre los cuerpos observados se encuentra el de Belén, que a su vez observa desde su trabajo la entrada de un sex-shop, en el que descubrirá al propio Héctor en un juego de expectación mutua. Pero además, el sex-shop es también frecuentado por una misteriosa Claudia, por la que Belén sentirá una atracción cada vez mayor y que acabará cambiando su mundo.

    NUEVE SEMANAS Y MEDIA (Elizabeth McNeill): todo un clásico de la literatura erótica, en el que una mujer se ve cada vez más atrapada en una historia de dominación (siempre consentida). El sexo se convierte en el centro de la historia, guiada por los descubrimientos que ella hace del mundo de la humillación y las experiencias eróticas de una intensidad que desconocía. Lleno de descripciones apasionantes y momentos de una excitación muy pura es un libro imprescindible para quien busca la excitación en el lenguaje.

    LA VENUS DE LAS PIELES (Leopold von Sacher-Masoch): también en la esfera de la dominación, La Venus de las Pieles cambia los roles y es la dominación femenina la que toma protagonismo. Basada en la propia experiencia del autor que se comprometió a ser esclavo de la señorita Von Pistor y satisfacerla en todos sus deseos, la novela nos muestra la frialdad de la dominatrix y el placer que esta situación provoca en ambos protagonistas.

    HISTORIA DE O (PaulineRéage): otro de los libros de referencia dentro de la prosa erótica. Una joven llamada O es introducida con una violencia y una belleza extremas en la esclavitud sexual. La historia transcurre de puntillas sobre esa delgada línea que separa el placer del dolor y que provoca las experiencias más intensas. La novela sadomasoquista no podría haber existido sin el precedente de O, que nos narra de una forma magistral los límites de este complicado mundo.

    MARAVILLAS EN EL PAÍS DE ALICIA (Antonio Altarriba): el que puede ser mi libro erótico favorito, transforma historias tan conocidas como la Iliada, Frankenstein, las mil y una noches o Alicia en el país de las maravillas transformándolas lo justo para que se conviertan en relatos eróticos. Cada historia conserva el tono y el estilo original pero se llenan de sensualidad y erotismo en cada línea. Todo un ejercicio literario y sexual.

     

    Azalí Macías

  • Nada de nata

    Nada de nata

    Amig@s guarreras, hoy quiero dejaros una reflexión rápida y directa. La nata y el follercio no son buena combinación. Sé que muchos os llevaréis las manos a la cabeza, ya que lo habréis pasado muy bien moñeando con un botecito de nata y el cuerpo de vuestro amante. Pero siendo sinceros, es una puta guarreria y no da los resultados idílicos que se le presuponen.

    Soy al primero al que le encanta ponerse fino follando, manchándome todo lo posible con los fluidos que una buena ración de sexo me brinde, pero en el caso de la nata, me da puto asco.

    Se nos ha vendido que es super divertido, que es muy sabroso y que es muy fácil de jugar con ella.

    Lo que no se nos ha dicho es que después de comerte la nata, la zona afectada huele a rayos, que no está tan buena cuando está medio derretida en el cuerpo caliente de una persona y que es fácil jugar con ella siempre y cuando estés pendiente de torcer el bote de la manera adecuada para que eche el chorro limpio y directo y no empiece a hacer chiribitas y a salir desperdigada como un puto aspersor.

    Desde aquí quiero desmitificar esa mierda y animaros a que probéis otras cosas. Mezclar comida y sexo es divertido, pero no con la puta nata del demonio.

    Dadle una vueltecita al asunto, porque seguro que todos habéis pensado alguna vez en introducir algún alimento  en vuestras relaciones y lo primero que se os ha venido a la mente es la puta nata.  Error, error garrafal amig@s, hacedme caso, la nata para las fresas, que con los coños y pollas no va bien. Y para los cuerpitos algo de chocolate, alguna gominola o un poquito de helado (funciona mejor de lo que puede parecer a priori) y a disfrutar del menú.
    Mi compañera Aza os anima con las chuches con este pequeño texto que me adjunta al hablarle del tema: “Tengo gratos recuerdos de quedar con aquel amante tan especial e ir siempre al mismo bar a tomar algo antes de follar porque ponían un plato de gominolas con las consumiciones. Nos mirábamos golosos, y nos guardamos aquel manjar en el “chivato” del paquete de tabaco para darles un toque más picante después. Por mucho que nos empeñáramos en acariciarnos con ellas e inventar otros juegos, siempre acababan igual, metidas en mi coño. Después venían las peleas por ver quién se las comía, aunque acabábamos llegando a algún tipo de acuerdo y prometiéndonos ir a por más”.

    Bon apetit.

    Posdata: os animo de todas maneras a que si no lo habéis hecho probéis con la nata y me contéis qué tal, que lo mismo os parece una maravilla. Eso sí, si esto sucede id al puto psicólogo porque algo os pasa en la puta cabeza.

     

    Imagen: Yo, yo mismo e Irene

    Juanma Vázquez

  • Pelillos a lamer

    Pelillos a lamer

    Amig@s guarreras, hoy os vengo a hablar de los pelos en el cuerpo y la importancia tan extraña que se nos obliga a darle en el terreno sexual.

    Ante todo quiero decir que yo antes tenía cierta fijación o predilección por algunos tipos de depilados íntimos que me parecían más atractivos o suculentos, y precisamente por haber pasado por esa etapa y haberla superado, es por lo que puedo traeros este artículo sabiendo de lo que hablo.

    En estos tiempos que corren, el bello en el cuerpo está muy mal visto y es la sociedad con sus estúpidos prejuicios la que nos hace creer esta mierda. La sociedad y los medios, que con su publicidad agresiva nos mete en la cabeza que por ejemplo, ir a la piscina sin haberse depilado es casi un sacrilegio.

    Según nos han dicho, no depilarse es ser un guarro o un descuidado, no hay otra opción. No hay puerta abierta a que simplemente te la sude tener pelos o no quieras ser esclavo de tener que quitártelos cada vez que te crecen. Es ser un guarro y un asqueroso. Pero ojo, es muy curioso, porque no todos lo somos si no nos depilamos, los hombres tenemos excusa porque un poquito de pelo nos hace más machotes, pero en cambio la mujer sufre toda la presión y si no se depila….le llueven las críticas. Esto es una mierda machista que arrastramos y en la que tristemente participamos tanto hombres como mujeres.

    He oído a hombres y a mujeres llamar guarra a alguna fémina por no llevar depilados los sobacos o las piernas pero jamás he visto decirlo de un hombre y eso es penoso.

    Corre por ahí el bulo de que ir depilado es más higiénico, pero eso en realidad no es cierto. Es más cómodo, eso puede ser, ya que por ejemplo puede que accedas mejor a la zona que sea y la limpies más fácil o que la seques con más facilidad y evites que quede húmeda, pero la comodidad no implica higiene. Si la persona se cuida y se higieniza como debe, el pelo importa poco. De hecho, hay muchas veces que el pelo nos protege y nos evita problemas, para muestra las pestañas, que su única función es proteger al ojo.

    Un gran problema en este tema es que hemos perdido el norte y hemos dejado de ver la realidad. Todos y cada uno de nosotros tenemos pelos, en mayor o menor medida y tenemos que aceptarnos así, tal y como somos. Cada uno que gestione sus pelos como quiera, pero tenemos que entender que porque yo vaya depilado no tengo ningún derecho a exigir lo mismo y es muy triste que algunas veces, simplemente por un detalle como el pelo, nos deje de parecer atractiv@ alguien. He oído en más de una ocasión «me gusta mucho, pero es que tiene demasiado pelo» y me parece algo lamentable. Pensad en profundidad de dónde os viene esa adversion al pelo, ¿es algo que tienes desde siempre? ¿O las presiones sociales te han obligado a pensar así?.

    Pensad en esto, (voy a generalizar, habrá excepciones claro) normalmente los  calvos no atraen tanto como los que tienen pelazo, pero en cambio un tío con mucho pelo en el pecho o en los bajos tiene menos tirón que un hombre depiladito. ¿Por que? Si en ambos casos hablamos de pelo. Por la presión social.

    Dicho esto e animandoos a que reflexionéis, quiero deciros una última cosa, un coño es un coño siempre y una polla es una polla siempre, con o sin pelo. Sabe a lo mismo, huele a lo mismo y proporciona el mismo placer. Puede atraerte más de forma irracional con una estética o con otra, pero os invito a que cuando tengáis ciertas filias y/o fobias en este terreno, os paréis a pensar si son cosas vuestras innatas o si son mierdas que tenéis en la cabeza por la presión social. Si es lo primero, buscad lo que os guste y disfrutarlo a tope, no se os puede decir nada más, pero si es lo segundo….dadle una vueltecita, porque algo estáis haciendo mal.

    Liberaos y olvidaros de los pelos, que donde hay pelo hay alegría joder y no dejéis escapar a alguien que os ponga cachondo solo porque tenga pelos en los sobacos o en las piernas, que no se folla con los pelos joder, se folla con las personas. 

     

    Juanma Vázquez