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  • Trabajo Orgásmico

    Trabajo Orgásmico

    Lo de masturbarme en el trabajo siempre ha tenido para mí un plus de morbo. Sé que a primera vista (o pensada) parece súper incómodo y en un ambiente que no invita al erotismo, pero cuando lo hago me corro en menos de 2 minutos y casi siempre con orgasmos muy explosivos y placenteros, por lo que se ha convertido en una práctica a tener muy en cuenta.

    La primera vez que lo hice no tuve ni que levantarme de mi sitio, estaba leyendo un libro muy excitante, y de manera inconsciente, apretaba mis muslos y mis músculos vaginales a un ritmo cada vez mayor y con más intensidad. Cuando quise darme cuenta, me mordía el labio y se me cerraban los ojos involuntariamente, ¡me estaba corriendo! Tan placentero fue aquel clímax, que tarde cerca de un minuto en reaccionar y mirar a mi alrededor para comprobar que nadie me miraba de forma extraña, ni si quiera estaba segura de si había gritado o gemido ¡qué descubrimiento! ¡cuán potente es el poder sexual de la mente!

    A partir de esa primera experiencia, se me han repetido las experiencias de orgasmos solitarios en mi horario laboral, nunca con nadie, y nunca más sin usar las manos, aunque me encantaría deciros lo contrario.

    A veces los recuerdos me golpean el cerebro y el coño sin demasiada lógica, y antes que seguir creando un círculo húmedo en mis pantalones tengo que ir al baño a terminar la faena y secarme un poco. Otras veces, es algo que leo o veo lo que hace que el resorte de mi silla me impulse hasta la última cabina del baño a aprovechar la hinchazón de mi clítoris. También me ocurre, que simplemente pienso que estoy haciendo algo muy poco productivo y que llevo demasiado tiempo sin acariciarme el coño como para no ir a hacerlo en ese mismo momento. Además, unido a mi placer físico está el mental al pensar que me están pagando por ello.

    Gracias a las diosas, vivimos en un mundo en el que se puede ver porno con unos cascos puestos desde el móvil, lo que muchas veces resulta fundamental para mis onanismos laborales, pero son las fantasías que me inspira lo que mejores ratos me ha dado. Es delicioso frotar tu clítoris mientras imaginas que alguna compañera abre tu puerta por el error, y, tras el asombro de verte masturbarte, se arrodilla ante ti para lamer tus dedos y tu coño a partes iguales. O pensar que el encargado de las cámaras de seguridad, es en realidad, un atractivo pícaro que ha puesto un desconocido dispositivo en ese baño, y al darse cuenta de tu solitaria práctica, viene corriendo a ayudarte con su preciosa polla. Pero, sin duda mi favorita, aunque no sé porqué ni me importa, es que la persona que hay en la cabina de al lado ha escuchado mis frotamientos, el chof chof de mi flujo y mi respiración acelerada, y ha decidido unirse a la fiesta al otro lado de la fina pared que nos separa ¡los orgasmos compartidos siempre son más bonitos!.

    Sea como fuera, e independientemente del motivo que lo cause, los dedos en el trabajo sientan mejor, dan mucho más morbo y placer, y te permiten terminar la jornada con otra energía.

    Y sí, habéis acertado, todo esto lo he escrito desde mi puesto, con mis dedos aún empapados del orgasmo que me he provocado hace 5 minutos en el baño y disfrutando de las palpitaciones de mi coño.

    Dhayiba

    Imagen: Emprendedorestv.pe

  • Lova III

    Lova III

    Siguiendo con mi coherencia narrativa que me obligaba a seguir en un intento vano de que se contagiara a mi interior, el paso lógico era contar cómo había aparecido LOVA en mi vida, aquello me ponía nostálgica y lo odiaba, pero era necesario.

    “Después de que otros personajes la precedieran, LOVA apareció como la síntesis de todos ellos. Mariángeles escribía desde que tenía uso de razón, era su manera de estar en el mundo y de comprenderlo, pero jamás lo hacía en primera persona (para muestra esta novela), siempre inventaba otros nombres, otras vidas y lógicas que le ayudaran a liberarse sin exponerse (la vieja trampa del escritor). Así, que LOVA saliera de sus dedos, no era más que algo que llevaba sabiendo y postergando desde hacía meses, desde que su ruptura amorosa pusiera su mundo patas arriba.”

    ¿De verdad aquello era así o más bien sus personajes habían provocado aquella ruptura? Aun notaba ese pellizco en el estómago cuando recordaba los gritos de Ramiro al descubrir por casualidad mis microrrelatos, ¡y eso que aún no había escrito los más potentes! Mi entonces novio, no podía creer que fuera capaz de escribir todo aquello sin haberlo probado antes, y no entendía que, en realidad, era el reflejo de todos mis anhelos de escapar del misionero soso de los sábados. Hasta el momento, jamás habría pensado que yo fuera capaz de vivir sin la seguridad de su aburrida compañía, pero ese día me hizo elegir entre mis personajes y él, con la falsa certeza de que me agarraría a su polla como lo había hecho hasta el momento, y mi LOVA interior tomó las riendas; tragué saliva, me sequé las lágrimas y dije: vete de mi casa y de mi vida.

    Aquello resultó mucho más fácil que todas las veces que se me había pasado por la cabeza, y muchísimo más liberador. Embaucada todavía por la LOVA que llevaba dentro, tomé una decisión: dejar que esa mujer salvaje volara libre, y no volver a ser un impedimento para ella. Tuve que escribirlo en un papel y firmarlo cual contrato individual conmigo misma, ya que sabía que cuando se hubiera pasado la emoción del momento buscaría mil y una excusas para deshacer el pacto.

    Para reafirmar aún más esta decisión, busqué un nombre para ella y escribí el primer microrrelato que protagonizó:

    “LOVA sabía que ejercer de dominatriz con aquel cliente le iba a costar más de una situación incómoda, sabía que podría costarle el trabajo y la casa, pero también sabía que no podía resistirse a azotarle con ganas después de que su suegro, jefe y casero se lo hubiera suplicado de rodillas

     

    Azalí Macías

  • Porno Amateur

    Porno Amateur

    Siempre le había excitado el porno amateur. Cuanto más casero y peor grabado más se le mojaba el coño. Sus mejores orgasmos en soledad habían venido de la mano de vídeos realmente cutres. Por eso, cuando descubrió la colección de vídeos sexuales de sus padres, casi llora de emoción.

    Tanto tiempo riéndose de lo mal que grababa su padre y ahora este dudoso «don» le iba a proporcionar grandes orgasmos. Ironías de la vida.

    Juanma Vázquez

    Imagen: https://www.pinterest.com

     

  • Somos unos flipados

    Somos unos flipados

    Amig@s guarreras, hoy os vengo a contar una anécdota un tanto asquerosa, que espero que os enseñe una valiosa lección: fliparse nunca es bueno.

    Os pongo en antecedentes. A mi, de por sí, me gusta llevar las riendas en el sexo y si se tercia y la otra persona está agusto y le pone el tema, dominar. Hasta ahí todo bien, todo correcto, el problema viene cuando te flipas. A mi, como a muchos otros, me gusta tomar la iniciativa en las mamadas y marcar yo el ritmo manejando en cierta forma a la feladora. Todo esto si a la otra persona le mola suele ser una gozada y tener un morbo especial pero si te pasas de listo y te flipas, se puede ir al garete de una forma bastante dramática y asquerosa.

    Pues bien, esta anécdota que os traigo es una prueba definitiva sobre el cuidado que hay que tener en esto y lo importante que es saber dónde está el límite de las capacidades de cada uno.

    Cómo muchas otras veces fui con la chavala en cuestión a comer antes de tener una ración de sexo de las que nos gustan.

    El sitio elegido fue el Burguer King, por ser algo rápido y sabroso. Fuimos para allá, nos comimos un whopper y nos recogimos con ganas de empezar la juerga cuanto antes.

    En menos que canta un gallo estábamos los dos en pelotas y guarreando todo locos. Todo iba como la seda y ella, decidió dirigirse a mi polla para premiarme con una maravillosa mamada de las suyas. Yo estaba feliz, super cachondo, deseando poder follarme esa boca y a ello que fui.

    Ella recibió gustosa mis embestidas y comencé a bombear en su boca disfrutando como un gorrino pero, como os he dicho, fliparse nunca es bueno y sin darme ni cuenta me pasé de listo y profundicé demasiado sin ningún cuidado. Ella intentó zafarse lo más rápido posible y dirigirse al baño, pero la arcada fue ipsofacta y la pota inminente. 5 segundos después de aquella metida a traición me vi con la polla llena de pota, pota de whopper, una de las peores que he olido en mi vida y con unas arcadas que pude controlar de milagro.

    El polvo se fue al garete y ese olor se me clavó en el cerebro para siempre al igual que se me grabó a fuego el lema con el que empezado el post, fliparse nunca es bueno amig@s, asique volveros loquitos y poneros finos a follar, pero nos os flipéis, porque las potas están al acecho y cortan el royo para todo el día.

    ¿Os habíais creído que era un punto y aparte? Yo también. Pero no amig@s, al terminar este artículo y pasárselo a mi amiga y compañera de blog, me mandó este trozo escrito por ella para darle un girito más al asunto. ¿Mola fliparse de vez en cuando? Pues como todo, de vez en cuando, en su justa medida y con consentimiento…. Mola y mucho.

    Juzguen ustedes mismos.

    “Aunque es cierto que hasta en este tipo de situaciones, a veces, las ganas pueden más. Siempre recuerdo aquella vez en la que la que me flipé fui yo; estaba deleitando a mi compañero de habitación de hotel con una garganta profunda sin descanso, casi sin respirar y con el estómago lleno de la cena previa. Tan metida estaba en comerle la polla con la intensidad que se merecía, que no me había dado cuenta de las arcadas que yo misma me estaba provocando con su miembro, por si fuera poco, a cada sonido gutural su polla crecía y se endurecía un poco más, lo que anuló por completo mis sentidos y mi lógica.

    Al final pasó lo que tenía que pasar, la polla que llenaba mi boca tuvo que competir con una bocanada de vómito que surgió de repente. Quizá fuera la emoción del momento, que mi sangre estaba llenando mi coño o la vergüenza que me suponía la situación, pero mi decisión fue tragarme aquella sorpresa para no tener que lidiar con ella fuera de mi cuerpo.

    Sorprendentemente, mi amante, reaccionó a aquel desastre con un erección mucho más potente, quizá la más dura que le he notado. A pesar de ser una defensora radical de la comunicación, nunca me atreví a comentar el «momento» pero el polvo terminó siendo una puta pasada de guarrería y desenfreno.

    En mi cabeza hay tres teorías:

    1- El receptor de la mamada no fué consciente de lo que había pasado y perdido en el placer sólo notó una gran mamada extrema, y por ello, el encuentro fue tan genial

    2- El receptor de la mamada se percató de lo que había pasado, pero pensó: mira si es guarra que se ha tragado su vómito para seguir chupándomela, lo que supuso un extra de perversión y aumentó su excitación

    3- El receptor de la mamada tiene en realidad atracción por este tipo de situaciones anormales y «desagradables» y aunque jamás me lo ha confesado (cosa que me extraña por el tiempo que llevamos acostándonos y la confianza que hemos desarrollado) estaba cumpliendo una fantasía

    Se admiten apuestas”.

    Juanma Vázquez

    Azalí Macías

    Imagen: Mulán

  • Culo random

    Culo random

    Hay días de culo y días de no-culo, esa es mi conclusión sobre el sexo anal. Sé que es raro empezar un artículo por el final, pero me parecía importante dejarlo claro desde el principio, además, es un mantra que comparto con much@s a quien he preguntado sobre el tema. Si bien es cierto que es un tema tremendamente personal.

    En el tema anal, para mí no hay trucos, ni métodos infalibles, ni “soluciones” mágicas. Es cierto que existen condicionantes, pero, hasta la mejor combinación de todos ellos no sirve de nada cuando estás en un día/momento/situación de no culo. También sucede al contrario, el día que tu puerta trasera está receptiva no hace falta nada más. Así de contradictorio y divertido es el tema.

    Desde mi experiencia, las cosas que ayudan a tener una penetración anal satisfactoria y placentera son:

    • Un buen lubricante o dilatador anal. Siempre es un plus de seguridad y comodidad. Sin ánimo de lucro, recomiendo Lubrifist. Es horrible que te la metan por el culo sin que esté dilatado y lubricado, por lo que tener a mano un producto que cumpla dichas funciones ayuda y mucho. A pesar de este consejo, mis mejores relaciones anales han sido al natural, utilizando la lubricación de mi coño y mi propia dilatación, lo que me lleva al siguiente punto.

    • Paciencia. El culo no posee la misma capacidad de dilatación y lubricación que la vagina (que está anatómicamente concebida para ello). Con el ano siempre hay que ir despacio y con cuidado, “trabajando” su preparación sin prisas, ya que, además, cuando se nota la urgencia, inconscientemente se cierra y no hay “experto” que lo abra. En este punto también tengo mis contradicciones, puesto que, se me han dado situaciones en las que me lo han penetrado sin ningún tipo de preliminar previo.

    • Confianza. Para mí es uno de los más determinantes. El culo es una zona delicada y problemática a nivel mental, sobre todo por todos los estereotipos y miedos que lo rodean. Tener confianza sexual con quien va a introducirse por dicho agujero es, desde mi punto de vista, una de las condiciones más definitivas, aunque tampoco es infalible ni autosuficiente.

    • Comodidad. Muy unido a lo anterior. Los culos suelen abrirse más fácilmente en las situaciones de comodidad emocional y física. Cuando las circunstancias implican tensión en los aspectos que rodean al encuentro, se suele reflejar en los esfínteres, especialmente en los anales. Pero, me tengo que volver a contradecir, porque se me viene a la cabeza una gran follada de culo que me hicieron en un coche, en mitad de un polígono sin ningún tipo de comodidad física ni mental.

    • Tamaño. Pienso que es un tema más mental que físico, cuando ves que un pollón descomunal se acerca a tu parte trasera, tu instinto de supervivencia hace que las puertas de seguridad se cierren por el miedo a las consecuencias. Creo que una vez metidos en faena (excepto casos extremos) no es tan determinante, pero en muchas ocasiones es algo tan inconsciente que no lo puedes controlar. Efectivamente, tampoco esto es 100% verdad, he tenido alojadas en mi recto pollas bastante reseñables en cuanto a tamaño, y he sido incapaz de meterme el capullo de otras coquetas por pequeñas.

    • Nivel de excitación. Sentirte una puta y estar totalmente desinhibida por lo cachonda que estoy, siempre ha sido mi punto clave para que me penetren el culo. La excitación ayuda mental y físicamente a la relajación de todas y cada una de las partes de tu cuerpo e implica una mayor lubricación en general, además, de que te impide que los miedos y las paranoias inconscientes te aprieten la puerta trasera.

    En resumidas cuentas, es importante tratar al culo con cuidado y tomar las pautas que merece, porque lo contrario sí que es motivo seguro de fracaso, pero en más ocasiones de las que me gustaría es simplemente una cuestión del momento. Hay días de culo y días de no culo, y, sobre todo, está muy unido a nuestra parte intuitiva y automática, y es importante respetarlo.

    Azalí Macías

    Imagen: www.salud180.com

  • Juguetes y machitos

    Juguetes y machitos

    Hoy os traigo un tema que me apetece mucho tocar y que creo que es un poco tabú para algunas personas: los juguetes sexuales.

    Si amigos, es un poco osado lo que digo y muchos pensaréis que estoy loco, pero los juguetes sexuales, en cierta parte de la sociedad es un tema totalmente tabú. Para otros ya sé de sobra que será el día a día y que los disfrutáis y compartís con todo el que podéis, pero siento deciros que este artículo no es para vosotros.

    Este artículo es para esa gente que ve tan lejos un dildo como la independencia de Cataluña. Esa gente, que, en mi más humilde opinión, se está perdiendo un mundo maravilloso.

    Muchos pensarán que el mundo de los «juguetes» sexuales empieza en el lubricante y acaba en el dildo, pero no amigos, juguetes sexuales hay para dar y tomar, de todos los colores, olores y sabores y por supuesto, para todos los gustos, y desde aquí, con todo mi cariño y mi altruismo, porque os quiero abrir vías de placer sin ganar nada a cambio, os animo a que busquéis el vuestro.

    Hace un tiempo creía que el mayor tabú ante los juguetes sexuales venía por parte de los hombres, que ante la mayoritaria creencia de que el dildo es casi la única opción, se sentían cuestionados o comparados y tenían cierto miedo a «perder» esa batalla. Esto, aunque me gustaría no tener ni que aclararlo, evidentemente es una tontería. Hay muchísimos más juguetes súper placenteros e interesantes y aunque no los hubiera, el dildo jamás es un sustituto (excluyendo el onanismo, lógicamente) sino un complemento. Puede que, de primeras, a los hombres más cerrados les cause cierto rechazo tener entre sus manos un trozo de látex (los hay de materiales maravillosos, pero ejemplifico con el más básico) con forma de polla, una vez le pierdes el miedo y lo tomas como un aliado y no como un enemigo…la cosa cambia.

    Incluso los juguetes que se venden como femeninos tienen una gran variedad de aplicaciones en la anatomía masculina. Cualquier cosa que vibre es hiper placentera en los testículos o en el perineo. Para los que disfrutan de su analidad (hetero u homosexual), la estimulación de la puerta trasera multiplica las sensaciones orgásmicas (científicamente demostrado) y los suaves acabados de estos juguetes son ideales para masajear el pene arriba y abajo. Además, la industria de los juguetes se está diversificando y abriendo nuevas fronteras y la sección de productos pensados para las personas con pene cuenta ya con una variedad altamente atractiva.

    Pero con el tiempo y hablando del tema con gente de ambos sexos, me di cuenta de que los hombres no son los únicos con trabas y tabúes ante este mundillo. Las mujeres, por increíble que al menos a mí me parezca, seguramente influenciadas por esta sociedad tan machista y tan cerrada, también tienen un montón de problemas respecto a este tema y es que, según en que círculo de gente te muevas, es complicado mostrar abiertamente tu interés por ciertos artículos. Juntando estos prejuicios (y muchos más) que creo que tienen muchos hombres y mujeres, el resultado no puede dar otra cosa que un rechazo al mundo de los juguetes y un más limitado desempeño sexual.

    Parece mentira que algo que sólo viene a ofrecerte placer sin contraindicaciones esté tan sumamente castigado socialmente; ¿estamos acaso aún centrados en el sexo reproductivo que deja de lado la importancia de su parte comunicativa y placentera? Las mujeres siguen sin entender que su disfrute no es algo secundario y los hombres que el sexo no es una competición en la que tengan que demostrar nada por ellos mismos.

    Evidentemente no vengo a decir que los juguetes sean necesarios, ni mucho menos, pero sí que dan en ciertos momentos un plus a cualquier relación sexual. Sobre todo, cuando se empieza a volver monótona.

    Vuelvo a retomar en este punto el tema de la variedad, en la cual siempre está el gusto, ya que como os he dicho, el catálogo de juguetes sexuales es prácticamente infinito y de hecho, una actividad divertidísima y muy sana, es entrar en un sex shop físico o en una web y echar un ojo a todo lo que se ofrece allí y si lo haces en compañía de la persona con la que lo vas a utilizar…la cosa se multiplica por dos.

    En fin, amigos, que lo que os vengo a decir es que hay que dejar atrás los tabúes, el que dirán y las tonterías que la sociedad nos mete en la cabeza. El sexo está para disfrutarlo al máximo y si cualquier tipo de pequeño artilugio o aparato nos sirve para maximizarlo…ya estamos tardando en dar el paso e introducirlo en nuestras relaciones.

    Buscad el juguete que os guste y os apetezca probar y a disfrutar como cabrones y si podéis, dejad atrás los prejuicios y recomendadle abiertamente a vuestros amigos y conocidos el uso y disfrute de estos.

    A follar se ha dicho.

                    Juanma Vázquez

  • Microrrelatos II

    Microrrelatos II

    Letras de oriente adornaban aquella maravillosa caja.

    Se la había encontrado en el buzón al llegar a casa a nombre de una persona que no era ella, pero habían llamado tanto su curiosidad aquellas letras, que había decidido pasar por alto el detalle del destinatario.

    Su intuición sexual no fallaba, si el envoltorio era sexy, el contenido lo era aún más: una maravillosa réplica de la enorme polla de un tal Mohammed Nâsser que la hacían mojar sus sábanas todas las noches.


     

    Se venden…

    tetas de niña de 16 años,

    una boca concebida para el placer,

    un culo bien redondo y terso que desea ser penetrado a cualquier hora del día.

    De regalo, se incluye coño depilado y húmedo en el que descargar todo el semen que seas capaz de regalarme.

    Se vende el pack completo a excepción del corazón y los pensamientos sinceros.


    ¿Dónde estaba el amor?

    Se le había perdido entre palabras lascivas, cachetes y embestidas.

    Era incapaz de encontrarlo, se le escapaba cada vez que un orgasmo salvaje le cegaba la vista y le hacía temblar.

    Recordaba haber empezado aquel encuentro con él, pero el sabor amargo de las corridas había borrado de su boca el de los dulces besos.

    Solo cuando cayeron desfallecidos uno al lado del otro recordó dónde lo había dejado, estaba en sus manos en forma de caricias reparadoras.


    Esa comida se le estaba atragantando.

    Trataba de comer trozos pequeños y masticar muy bien, aun así el nudo de su garganta le hacía realmente difícil tragar cada bocado. Pero tenía que disimular su incomodidad, porque no sabría cómo explicarle a su mejor amiga que no podía tragar porque acababa de estar practicando una salvaje garganta profunda con su marido.

    Lo que ella no sabía es que su mejor amiga lo había visto todo mientras se masturbaba en la habitación contigua asomada al pequeño agujero que su marido y ella habían hecho hacía unas horas.

     

    Azalí Macías

  • LOVA II

    LOVA II

    “LOVA era alegre, pero también terriblemente taciturna; reflexiva, pero con grandes momentos de arrojo y locura; era tierna, pero podía partirte la cara si la situación lo merecía; pero sobre todo LOVA era una dominatriz de renombre que, sin embargo, era el alter ego de María de los Ángeles Gutiérrez, una chica virginal que ejercía de secretaria en una empresa de tratamiento de residuos (también cuando empezó su aventura de dominatriz pensó que trataría con residuos, aunque se equivocó).”

    Leyendo aquel párrafo desde la lejanía que me daba la tercera persona decidí que la única palabra que podría utilizar para continuar mi novela era: contradictoria. Desde que LOVA apareció en mi vida todo se puso tremendamente interesante y divertido, de esa forma que sólo las contradicciones consiguen complicarte la vida.

    Las paradojas e ironías formaban parte de lo que era, ya no sólo como LOVA, también con Mariángeles, y sobre todo, en la conjunción de ambas en un mismo cuerpo que sufría las consecuencias de este desdoblamiento. Que corría de aquí para allá tratando de cumplir con las obligaciones de ambas facetas, perdiendo horas de sueño, pero ganando en momentos de clímax.

    Estaba desesperada repasando aquel maravilloso enredo que quería desenmarañar para poder contarlo de una forma inteligible cuando pensé ¡mierda Mariángeles (mi yo profundo conservaba el nombre que me dio mi madre)! Empieza por lo sencillo, explica el porqué del nombre, y luego ya las historias vendrán solas. Parecía un afrenta fácil, pero acabó por ser todo un autoanálisis freudiano de porqué había elegido aquel nombre que se había convertido, además, en el único tatuaje que marcó mi piel. Hasta entonces no me había parado a pensar en la cantidad de cosas que aquella palabra representaba de manera inconsciente para mí, o quizá, me estaba poniendo neurótica otra vez, pero mi novela no podía continuar sin incluir toda esta reflexión:

    “No era casualidad que LOVA fuera una especie de error ortográfico, dentro de ella, aullaba esa loba que toda mujer deja ver más o menos dependiendo de la fuerza y las necesidades de las circunstancias, y en su caso, llevaba tanto tiempo con el bozal puesto que cuando se liberó lo hizo así con mayúsculas, desatando toda la energía que ella misma había tratado de silenciar durante años. Pero también su nombre entrañaba una contradicción, como toda ella, LOVA era una aproximación fonética (algo cutre y negrata) a lover en inglés; y es que, al fin y al cabo, dentro de todo este desparpajo y ostentación de seguridad quedaban resquicios de la “ternura” de Mariángeles que ponía toques de “amor” en todo lo que hacía. Las contradicciones podían leerse incluso en una simple palabra de cuatro letras.”

    Azalí Macías

  • El rey de la fiesta

    El rey de la fiesta

    Querido amigo fiestero

    Hoy te escribo esta poesía

    Porque verte en cada fiesta

    Me supone una alegría

    No te pierdes tu ni una

    Siempre presto y dispuesto

    El que te ve siente fortuna

    Y el que no tuerce el gesto

    Cuando sales a saludar

    Poderoso anfitrión

    Yo no puedo evitar

    Acercarme un montón

    De ti me gusta impregnarme

    Tenerte lo más cerca posible

    Y no puedo yo negarme

    Pues eres irresistible

    Tu olor es poderoso

    Siempre excita y estimula

    Y esa pinta tan jugosa

    Me la pone a mi bien dura

    Cuanta más presencia tienes

    Más disfruto yo la fiesta

    Y  la dueña del “garito”

    Gime y grita en respuesta

    Y con fiesta me refiero

    Al sexo más generoso

    Y tú, el rey de la fiesta

    Eres el flujo jugoso

     

    imagen: http://www.funnyjunk.com/funny_pictures/10629/Right/

    Juanma Vázquez

  • Sangre en la corrida

    Sangre en la corrida

    Amig@s guarreras, hoy os quiero traer una pequeña vivencia que espero que os pueda ayudar en el futuro. Es algo que me ocurrió una buena tarde de onanismo.

    Me estaba haciendo una pajilla, como tantas otras veces y todo iba bien. No me dolía nada, no me molestaba, se puede decir que iba todo como la seda. El problema vino cuando me corrí y pude apreciar en el papel donde había depositado mi semen que este tenía coágulos de sangre.

    Mi primera reacción, como es lógico, fue cagarme de miedo. No sabía que coño había podido suceder pero estaba claro que aquello ni era normal ni era bueno. Rápidamente, como acto casi reflejo, me metí en internet a informarme sobre el tema. Después de ver varios motivos chungos que podían causar esto (en internet hay tanta info que uno se puede cagar en los pantalones leyendo), llegué hasta la causa más normal de esto. Parece ser que muchas veces, sin darnos cuenta, sufrimos algún tipo de traumatismo en los testículos y esto hace que se genere un coágulo interno de sangre. Digamos que es como un moratón, pero dentro de los huevos. Esto lo que hace es que cuando te corres, ese coágulo se monta en el tobogán de la corrida y sale junto al semen.

    Lo importante de todo esto es que no tiene mayor relevancia y una vez lo has echado no causa ningún tipo de problema más.

    Aún así después de leer todo esto, me mentalicé y me hice otra paja (esta vez por sanidad) y comprobé que efectivamente ya no quedaba ni rastro de aquellos restos de sangre. A medida que fueron pasando los días seguí atento por si acaso y comprobé que efectivamente, no había sido más que un pequeño coágulo furtivo.

    Con esto lo que os vengo a decir es que si os pasa algo así, no os alarméis demasiado, comprobad que ha sido algo puntual, que es un pequeño coágulo dentro del semen y que no queda rastros en las siguientes corridas y, evidentemente, si veis que sigue habiendo restos de sangre o que no tiene la apariencia que yo os he narrado, id al médico.

    Juanma Vázquez

    Imagen: ALLANSWART/ISTOCK/THINKSTOCK